El Ribera de la bodega Cruz de Alba, que se crea con la viticultura biodinámica, una corriente que se identifica con el respeto por la naturaleza y por los fundamentos ecológicos, ha querido adecuar su botella a la singularidad del vino.
Cruz de Alba tiene mucho que contar y quiere transmitirlo desde el momento en que el consumidor tenga su primer contacto visual con la botella. Con esta nueva presentación, la bodega ha querido adecuar la imagen de su botella a la singularidad del vino, que es puro reflejo del terruño de la finca en Ribera del Duero donde intervienen sólo cuando la naturaleza lo va dictando.
Simplicidad y pureza que también es compartida por la etiqueta, en la que se ha utilizado el color natural de un papel de gran textura algodonosa. La cruz, hecha con hojas de vid en otoño, es el elemento central de la etiqueta frontal, y rinde tributo a la hoja, uno de los cuatro elementos de la viticultura biodinámica, en la que la bodega se apoya para interpretar el viñedo. Asimismo, el perfil de la etiqueta no son líneas rectas, tiene ese toque artesanal tan presente en este vino: hecho a mano.
Pocas son las botellas que cada año regala el viñedo, y todas y cada una de ellas son muy importantes, se numeran, haciendo gala de ese momento único que se comparte al abrir una de ellas.
Cruz de Alba en Ribera de Duero está elaborado con la mejor uva Tempranillo, cosechada en un paraje inigualable como es el Pago de los Hoyales, junto a Peñafiel. Y realizado a través de la viticultura biodinámica, una corriente casi filosófica, una manera de entender la vida que desde Bodegas Cruz de Alba se identifica con el respeto por la naturaleza, por los fundamentos ecológicos y por la calidad del vino.
Una filosofía con seguidores y detractores, pero en Bodegas Cruz de Alba es entendida como el máximo respeto a la naturaleza y la búsqueda de la máxima calidad. Según Sergio Ávila, enólogo y gerente de Cruz de Alba: “La biodinámica no es más que la interpretación del momento vital en el que se encuentra la planta, el vino, la tierra y los planetas, para hacer las aportaciones más adecuadas. En definitiva, es saber jugar con la gravedad y la levedad para obtener mejores resultados y no por sutiles menos importantes”.