Bodegas Carchelo se marcó un claro objetivo en 2008: elaborar el mejor monastrell que jamás se hubiera hecho en España. Diez años más tarde y tras mucho trabajo y espera para obtener el fruto deseado, la primera añada de Muri Veteres 2016 ya es una realidad.
Los primeros pasos fueron clave con la elección de una parcela de ocho hectáreas preparada para este único fin; un viñedo de cepas viejas de 50 años al que desde entonces no se ha aportado ni un solo gramo de nutrientes, ni fitosanitario alguno, a fin de que sea sólo la tierra que lo soporta quien lo defina.
Ocho hectáreas de “viñedo heroico en secano rabioso” para 20 barricas de 225 litros, uvas claras y sueltas con óptima maduración, dan como resultado una bajísima producción y una masa foliar abundante, recolectadas en horas de temperaturas frescas con higiénicos y pequeños envases.
Todo el proceso es de carácter artesano y meticulosamente controlado. La fermentación se lleva a cabo en depósitos de madera de muy pequeño volumen (1500 kg de uva). La segunda fermentación se efectúa en barricas de roble francés y, tras ella, por un tiempo superior a 12 meses de crianza, en barricas de calidad superior.
Tras el embotellado, no verá la luz hasta alcanzado su punto óptimo. El corcho, de la máxima calidad garantiza la imposibilidad de encontrar ni una sola botella con TCA.
Bodegas Carchelo ha pretendido conseguir “el monastrell más elegante que se ha elaborado en Jumilla” y todo apunta a que así es cuando en la primera guía de prestigio que ha participado, antes incluso de cumplir mayoría de edad, ha obtenido el valor más alto de todos los semejantes (94 puntos Guía Proensa 2019) y que su autor define: “La vía de la frescura para una monastrell madura. Aromas frutales dominantes y toque discreto de madera en un conjunto concentrado y atractivo. Con cuerpo y buen equilibrio, fresco, relieve tánico, sabroso, franco frutal en aromas de boca, largo.”
A través de su nombre, Muri Veteres hace honor a la antigüedad y al origen de la uva monastrell. Se piensa en Sagunto como posible origen de la uva monastrell. En 713 los árabes tomaron la ciudad romana de Saguntum y la denominaron Morbyter que después se llamará Murviedro en castellano y Mourvèdre en francés (así se le llama a la monastrell en Francia), denominaciones procedentes de los muri veteres (“muros viejos”, “muros veteranos”) de la ciudad en la Edad Media”.
Pero sin duda, será su aroma y sabor lo que dará nombre a la nueva apuesta de la bodega jumillana.
P.V.P: 30 euros