- La bodega vallisoletana Emilio Moro, una de las líderes a nivel mundial de la Ribera del Duero, lanza al mercado una añada única de su buque insignia, marcada por una climatología excepcional.
- Emilio Moro 2018, que procede de una producción muy escasa y a la vez muy favorable para extraer la mejor esencia de la variedad, se presenta como un Tempranillo potente, equilibrado, sutil y con una elegancia extraordinaria.
La salida al mercado de un Emilio Moro, un vino rotundo, seguro y cuya calidad está ampliamente reconocida tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, siempre es una gran noticia para los amantes del buen vino. Máxime si se trata, como es el caso de esta nueva cosecha, de una añada excepcional, fruto de una climatología extremadamente favorable y equilibrada en la Ribera del Duero que ha dado como resultado un vino elegante, balanceado, fácil de beber y muy polivalente en la mesa.
Emilio Moro es un monovarietal de Tempranillo (100 % Tinto Fino), procedente de viñedos de entre 12 y 25 años cultivados en un suelo arcilloso-calizo-pedregoso y con orientación suroeste en la localidad de Pesquera de Duero. Lleva el nombre de su creador (y fundador de la bodega) y representa como ningún otro vino la personalidad que envuelve la historia y los valores de Bodegas Emilio Moro. Según Jose Moro, presidente y tercera generación de esta exitosa empresa familiar, «cada uno de nuestros vinos es especial para nosotros, pero una nueva añada de Emilio Moro me hace sentir de forma muy particular ese orgullo por toda una vida dedicada al vino, porque se trata de nuestro buque insignia, el que nos ha acompañado en los mejores momentos y en todos nuestros retos, el que se ha convertido en el favorito de muchos de nuestros clientes y por el que sentimos una satisfacción enorme».
Sobre Emilio Moro 2018 añade que «sigue marcando la elegancia y la seriedad de esta etiqueta y que es verdaderamente redondo y muy completo». Y es que la añada de la que procede fue única y excepcional en la Ribera del Duero, marcada por unos meses de abril y mayo extraordinariamente lluviosos, lo que provocó un ligero retraso en la brotación del viñedo, y un verano cálido que propició unos niveles óptimos de madurez y un gran equilibrio en la uva.
De color rojo picota intenso con capa tupida, en nariz es muy equilibrado, elegante y sutil, marcado por una producción muy escasa que saca las mejores esencias. Se perciben los aromas de su crianza en barricas de roble nuevo aunque predominan las notas de fruta madura y especias de la Tempranillo. En boca es donde mejor refleja el equilibrio que caracteriza a la añada. Es redondo, pulido, balanceado, con una gran potencia y estructura que quedan bien ensamblada con la acidez resultando, en definitiva, fácil de beber y muy polivalente en la mesa ya que marida a la perfección con platos tanto suaves como más contundentes.
P.V.P botella: 18,50 € (75 cl).