El proyecto empresarial de Bodegas Pagos de Leza, en pleno corazón de Rioja Alavesa, no podría entenderse sin echar la vista atrás y ahondar en el trabajo que las tres generaciones anteriores de la familia llevaron a cabo para dar lugar a lo que hoy día sustenta la cuarta de ellas, una idea global que quiere rendir homenaje a través de sus vinos, los activos principales de la bodega, al que fue padre de la actual propietaria, Ángel Santamaría.
Creados a partir de las viñas más antiguas de la Casa, estos dos tintos -crianza y reserva- y dos blancos -joven y crianza- dan lugar a experiencias únicas y exclusivas de la mano de una calidad tangible.
Los vinos de la gama Ángel Santamaría entrañan un gran valor sentimental, pues suponen un homenaje al padre de la actual propietaria, por lo que se mima y cuida al detalle. Las uvas destinadas a esta gama llegan a la bodega en cajas de 15 kg y proceden de los viñedos más viejos, con cepas de mediados del siglo XX, mientras que su envejecimiento tiene lugar en barricas de roble francés.
La gama Ángel Santamaría integra un tinto crianza y un tinto reserva, ambos elaborados con variedad 100% tempranillo, así como dos blancos: joven y envejecido en barrica, elaborados con las variedades autóctonas viura (75%) y malvasía (25%).
Con un periodo de maceración de 30 días y crianza en barrica de roble durante 28 meses, Ángel Santamaría Reserva muestra un brillante color rojo cereza de capa media-alta. De aroma fino, delicado, con intensas notas torrefactas y especiadas con fondo afrutado que recuerda su origen.
Ángel Santamaría Crianza, por su parte, envejece durante 12 meses en barricas de roble francés y suma un año más en botella. Se trata de un vino limpio y brillante, de color rojo picota con irisaciones violáceas y capa media-alta. Aroma de buena intensidad y original, con notas de frutas rojas y los típicos de la madera con matices torrefactos que completan el afrutado original, con buena persistencia. Ambos son vinos con mucho cuerpo, ideales para maridar con embutidos, legumbres, verduras, pastas, carnes blancas, carnes rojas y de caza mayor, y quesos.
Por su parte, los vinos blancos de esta gama referente integran Ángel Santamaría joven y envejecido en barrica. El blanco joven, un vino muy adecuado para ensaladas, verduras, pasta pescados y marisco, se caracteriza por su color amarillo pálido con reflejos verdes, su aroma muy intenso, con notas de frutas amarillas y verdes, que le dotan de matices florales. En boca resulta alegre, sabroso y equilibrado, con un final largo y muy agradable.
El segundo, Ángel Santamaría blanco crianza, envejecido en barrica, resulta limpio y de color dorado intenso, muy afrutado en nariz. En boca, sorprenden su cuerpo y aroma, todo un perfume para los sentidos a base de frutas exóticas y madera perfectamente ensamblada, que marida a la perfección con pastas, legumbres, aceitunas, pan con aceite, foies y snacks salados.