Bodegas RODA presenta esta Navidad dos grandes añadas de sus tintos RODA 2015 y RODA I 2012. Consolidada como la más moderna entre las grandes bodegas clásicas de la DOCa Rioja, Bodegas RODA cuenta con 70 hectáreas de viñedo en propiedad donde elabora sus tintos. A su vez, ha sido la bodega pionera a la hora de valorar las viñas viejas y recuperar la esencia de la viticultura tradicional, incorporando nuevos conceptos para convertirse en una referencia entre los vinos riojanos del siglo XXI.
RODA 2015. En cepas de más de 30 años de edad, nace RODA 2015. A nivel climático, 2015 trajo un otoño e invierno muy lluviosos, por lo que el ciclo comenzó con suficiente agua en el suelo. El invierno fue muy frío. Y en primavera, a partir de mayo llegaron aires cálidos que hicieron que la fenología avanzara. Ese mes no llovió, pero no hubo inconvenientes puesto que había reservas del invierno. El verano fue extremadamente caluroso, con algunas tormentas. La vendimia llegó pronto, a mitad de septiembre y finalizó el 8 de octubre. Un año de perfecta maduración, con influencia mediterránea que ha dado lugar a grandes vinos.
RODA I 2015 es un vino con volumen, de capa media-alta y fondo cereza picota. En nariz se muestra muy expresivo y delicado, como una brisa fresca que trae el recuerdo de fruta roja bien madura. En boca invade las sensaciones a fruta roja, en la gama de la cereza madura. Hierbas aromáticas y especias se muestran con una sensación final muy agradable y armónica. Evolucionará muy bien en botella.
RODA I 2012. Es un vino largo, grande y fresco, procedente de una añada que destaca por la sequía, por segundo año consecutivo. La brotación fue tardía debido a las temperaturas frías y a la poca disposición de agua en el suelo. A partir de mayo aumentaron las temperaturas y la viña recuperó su retraso. La vendimia se hizo esperar. Como es habitual en Rioja, en los años más secos la uva fue excelente. La autorregulación de la planta permitió que la maduración fuera buena.
En nariz es intenso y sobre sale la fruta negra, sobre todo con matices a ciruela y mora. Especias dulces sobre un fondo de tierra y minerales lo hacen profundo, elegante, con la madera perfectamente ensamblada. En boca, el tanino aparece impecable, fino y amable. Envolvente, largo y fresco, de gran elegancia. Un vino sensacional que deja en la añada 2012 una huella elegante y equilibrada.