Ardbeg lanza su nueva edición limitada Dark Cove

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Las islas Hébridas tienen una larga tradición relacionada con el contrabando. Antiguamente, las destilerías se asentaban allí huyendo de los recaudadores del rey y muchas destilaban de noche para dar la sensación de estar cerradas, con lo que sus botellas tenían que ser embarcadas también de noche. Desde hace siglos, caída la noche, los primeros destiladores solían pasar de contrabando su whisky desde el rocoso litoral de Islay a naves pintadas de negro amarradas frente a la costa para después llevarlas a tierras escocesas.

Como homenaje a este pasado, Ardbeg lanza otra de sus deseadas y perseguidas ediciones limitadas: Dark Cove. Este whisky es el que mejor recoge la esencia de los contrabandistas, con aromas a hogueras de carbón ardiendo, madera, café, chocolate negro… todo envuelto por el fondo ahumado y salino marca de la destilería.

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Ardbeg Dark Cove no está filtrada en frío para preservar sus aceites y aromas originales y se ha embotellado con 46.5%. Su nariz es carnosa, terrosa y especiada, con notas poderosas de chocolate negro que emergen sobre la naranja, el toffee, el café y aromas de roble, un fondo ahumado y una misteriosa nota floral. La boca es casi ácida, con pasas, dátiles, jengibre, pimientos picantes y notas de rugiente carbón ardiendo, madera pulida y creosota, que nos llevan a un final con aromas a jamón ahumado y tallarines con tinta de calamar. El final es largo, especiado y sabroso, con notas de toffee, café y alquitrán.

Micky Heads, Jefe de Destilación de Ardbeg, ha señalado: “El contrabando y la destilación ilegal de whisky reinaron una vez en Islay. Antes de que existiera la destilería Ardbeg, la costa de Islay era particularmente notoria como escondite de contrabandistas. Con las celebraciones secretas que tienen lugar durante el Ardbeg Night buscamos mostrar el pasado intrigante y clandestino que caracteriza a nuestro whisky y para ello presentamos una edición limitada que rinde homenaje a este pasado oscuro de la costa de Islay”.

Cada año, el Festival de la malta de Islay tiene lugar la última semana de mayo y primera de junio. El último sábado del festival, se celebra el Ardbeg Day, día en el que la destilería tradicionalmente abre sus puertas para recibir a aficionados de todo el mundo. En 2012 Ardbeg decidió convertir este evento en un acontecimiento mundial para permitir a los apasionados del whisky vivir en su propio país el espíritu de Islay. En 2015 la fiesta celebró el 200 aniversario de este galardonado Single Malt y su viaje al futuro a lo largo de los próximos dos siglos. En esta ocasión, un grupo de aficionados al whisky fueron invitados a una vivir una versión retro-futurista de Islay 2215, donde perros robóticos se convertían en protagonistas en la Ardbeg Distillery.

Tan importante era el comercio del whisky ilícito entre Islay y el continente, que los recaudadores de impuestos pidieron la colocación de un “cortador” de ingresos fuera de la isla, con el fin de interceptar los barcos de contrabandistas que zarpaban de Islay y otros lugares. Incluso después de que John McDougall consiguiera una licencia para hacer whisky legalmente en Ardbeg, el contrabando continuó.  Los funcionarios de la Hacienda Real se quejaban de que poco podían hacer para detener esta actividad.


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